lunes, 1 de junio de 2015

Enigma tuvo el atino de conseguir un terreno en un cantón. Está camino a la capital. Creo que fue una donación de un organismo internacional para gente de bajos recursos carente de vivienda propia. De los desalojados, que andan asentandose en cualquier parte. Allí es donde ella tiene a su familia, a sus tres hijas y su madre. Yo con el tiempo he logrado tener esa sensibilidad para reconocer a la gente que vive con algún tipo de necesidad. A mí no me asusta la pobreza, pero anhelo la riqueza. Podría vivir con poco, con lo necesario, por ejemplo, si me dedicara por completo a la vida artística y me olvidara de una parte de mi. Esa otra parte que está muy bien capacitada para un buen trabajo, desarrollando mi otro oficio que, por feliz casualidad, es bien remunerado en el mercado. Si podría olvidarme de eso si me dedicara con intensidad a la creación artística. Pero así no más no. Yo se con certeza que la vida a la que esta mujer me está arrastrando no la soportaré siempre. Se que esta situación debe tener su final, aunque yo no lo dislumbre ni quiera que lo halla. Por eso me entrego a ella casi sin ninguna reserva, casi queriendolo completamente. Creo que asi soy con todo lo que me pasa en la vida, pero en sentido inverso. No me entrego, me reservo las ganas o el impulso. Por lo tanto, se me pasan las cosas que pudieran haber sido las mejores. Así he llevado la vida. Muy mal, por cierto.

miércoles, 20 de mayo de 2015

"Todas mi emociones empiezan y terminan ahí" ¿Desde cuando eres tan sexualmente agresiva? Eres poco menos que una ninfómana. Con el detalle que si tienes un límite, un hasta aquí. Un momento cuando si alcanzas la satisfacción. También, ya fuera de nuestro espacio temporal de los cuatro meses, me dijistes "¿Porqué mi hombre perfecto está repartido en muchos?" A mí el escozor del ego no me dejó fijarme del todo en lo trillado de tu queja. Si habemos gente cuya pareja ideal está diluída en muchas mujeres, a lo largo del mundo. Entre más soñadores somos más solos estamos, porque no hay nadie que se ajuste a la perfección a nuestros caprichos. Pero entre más normal eres más estable es la relación que tienes. No me pondré a criticar a los normales, porque sino nunca acabo. Lo único que diré es que entre más estable la pareja, entre más típica, más aburrida la gente, menos la entiendo, menos cosas en común tenemos, casi nada, quiza solo respirar, pero ni siquiera lo hacemos de la misma forma. O para lo mismo. Yo respiro para hacer lo que tengo que hacer. Los demás no sé.
Enigma respira para estar loca. Si, es una mujer independiente porque ella se tiene que rebuscar por su familia. Es una mujer sexualmente emancipada porque es calenturienta. ¿Por cuál otro motivo sería? ¿Por convicción? Lo dudo mucho. 

domingo, 17 de mayo de 2015

Luego de haber caminado bastante lejos para comprar lo de la cena, penetro a Enigma sobre la mesa del comedor. Tiene subido hasta un poco arriba de las rodillas el pantalón de dormir, las manos apoyadas en el mantel. Como hace frío no quiere quitarse la blusa, ha puesto sus pantorillas sobre mis hombros. Los dos tenemos puesta la vista en el mismo punto, nos excita. Quiero mirarla y decirle algo sucio. No encuentro como romper el hielo, puedo sentir sus nalgas abultadas chocar contra mis muslos y pongo atención, de reojo, en la puerta entreabierta de su ropero. Voy a terminar, y creo que solo yo. Me gusta la suavidad de su pantalón de pijamas, es blanco impreso con figuras de animalitos. La tomo de la cintura con fuerza, mis últimas penetraciones le llegan más profundo, las patas de la mesa se deslizan, acabar sobre una mujer es casi como estarla atacando. Habíamos salido al frío de diciembre, por la carretera en partes en penunmbra. Yo ya le iba viendo por ratos su muy buen dotado trasero. Ella hablaba de cualquier cosa.
Se levanta de la mesa y va al baño. Me dice "mirá si no botaste nada". Me tiro a la cama y tomo el control del televisor. Recuerdo que le ayudaré en lo que sea a preparar la cena. Las pocas monedas que teníamos nos sirvieron para comprar algo: frijoles en pasta, pan francés, dos huevos, salsa de tomate y café. Hoy si tenemos gas asi que no hemos juntado leña. Hay agua de sobra en los botes. Veo los programas estúpidos de la televisión, me siento anestesiado por el polvo reciente, como flotando."¿Ya pusiste al agua para el café?" entra del patio y se va directo a la cocinita de dos quemadores. Enigma es bajita, su buen dotado trasero seria casi desproporcional con el resto de su cuerpo si no fuera por sus anchas caderas. Creo que lo desproporcional viene de sus brazos,  muy delgados, muñecas y manos huesudas. Es una mujer de inagotables recursos. O por lo menos así le ha gustado que me parezca. Sacar una cena decente de solo cuatro dólares no es una hazaña realmente.
Voy por el agua al pichel, la vierto en la olla. El café es siempre lo más importante. La droga. Es adictivo, rico como el sexo. Por eso a las mujeres les decimos "vamos a tomarnos un café". Las más calientes aceptan. Con dos quemadores es suficiente en uno hervimos el café y en el otro preparamos los huevos. Al final si hemos juntado leña y hemos puesto frijoles a hervir afuera en el patio.
"De mi no vas a obtener nada", le digo ya sentados a la mesa "no tengo trabajo, no te puedo ayudar como se debe". "No quiero nada de vos. Para que veas que no tengo ningún interés" Terminamos de comer. Dejamos medio enjuagados los platos en la pila. tapados con un plástico.Ya por la mañana se lavarán. Es raro que ella se siente a ver de inmediato la televisión. Debe dejar todo ordenado, después de todo está en su casa. Yo no tengo ganas de seguir ayudando

domingo, 22 de marzo de 2015

Me sigue un perro cojo, de ojos inteligentes y de cuyo cuerpo se desprende una música que debería de quebrantarme. El camino a tu casa es largo, cruento, gélido y desgarrador. No por la distancia o por cualquiero otra condición. Sino por las cosas que tienen vencer las ganas de ir a verte. Tu pasado, mi familia, mi pasado. No doy excusas. Hay que tomar dos buses, aunque estas relativamente cerca. Llevo mi mochila con algunas cosas, son las 6 de la tarde, llevo ropa, comida, y cualquier otro detalle. Me quedaré dos o tres días contigo. Esto puede que sea lo más parecido a un pequeño paraíso en la tierra. Estar los dos solos en tu casa, sin nadie que nos interrumpa. Encamados, mirando películas, de repente haciendo algo de oficio, cocinando. Dejando que estos días pasen, pero produzcan tanto eco que incluso en el futuro se sientan con intensidad. Sabemos que asi será. Me bajo cuando el bus llega al motel. Vives al final de una vereda que está junto al motel. Subir por esa vereda es casi una aventura. Es como llegar a la casita en el árbol, la casita del bosque. Voy en el autobús, de noche. Me sorprendo dandome cuenta que yo no suelo usar esta ruta, estas gentes me parecen raras. Me siento nuevo. Creo que son personas que viven en las áreas semirurales de esta zona. Dentro del autobús está brillante, si fuera más delicado de la vista, me sentiría cegado. Pero afuera está oscuro, algunos focos pasajeros de casas de orilla de la carretera. Cada vez voy más cerca y debo estar pendiente de acercarme a la salida anticipadamente. Nunca había transitado por esta calle vieja a la capital tanto como ahora.
Me bajo sintiendome misterioso. Ninguna de estas personas se imaginan donde voy. Si salieran de su ensimismamiento y les interesara un poco saber, creo que se sentirían intrigadas por el lugar donde me bajo, o las cosas que haré con ella más tarde. Que cursi me vuelvo.
Los vecinos se están acostumbrando a mí. Antes se alarmaban al verme llegar. Nunca saludo a nadie porque tú no saludas a nadie excepto a una amiga tuya que casi nunca está en su casa.
Esta es una sensación extraña por ser nueva. Recibí un mensaje en el celular "Gracias por olvidarse de mi"
La luz de tu casa es amarilla. Todo es viejo, usado, no hay nada nuevo, excepto la minilaptop que la compañía de cable te dió como promoción. También las paredes están pintadas de amarillo por fuera. Veo la luz caer sobre la cortina, oigo rumor del televisor encendido. Subo las graditas y toco tu puerta. Espero unos segundos. Oigo tus últimos dos pasos, halas el pasador, tu rostro se asoma y me dices "¡Hola!", en ese tono alegre, de niña pequeña con alma vieja. De una niña pequeña que nació con una mirada grave, como con una preocupación, o con algo que no entiende y está esforzándose todo el tiempo por descifrar. Creo que en eso nos parecemos, no le damos a la realidad el mérito que dice merecer. O eso es lo que yo he concluído de eso que se mira en tus ojos: una carga, pides una explicación a ese enigma que ha desencadenado ese tren de pensamiento que no para, que todo lo atropella y que usualmente te deja exhausta y algo harta.
Paso adelante, saco lo que llevo en la mochila y lo dejo sobre la mesa: cuatro pedazos de pizza

jueves, 19 de febrero de 2015

domingo, 12 de mayo de 2013

Dormí toda la tarde. Desperté a las 6. Estaba lloviendo. Estoy triste, muy triste. Te extaño mucho.

lunes, 6 de mayo de 2013

Demasiado pronto para volcarme al teclado. Demasiado pronto. El blog se llama La Casa de Enigma y aún no escribo mucho sobre tu casa. Será porque aún tengo mucho resentimiento. ¿Nunca has sentido las ganas de acabar con todo, de mandarlo todo al infierno aferrándose solo a una emoción, a un sentimiento? Creo que has vivido tanto que la respuesta será si. Tirarlo todo por la borda solo por la belleza colérica del acto mismo y después no importa si sigue la nada o la muerte o el purgatorio. ¿O están reservados estos actos solo a las almas verdaderamente indómitas? Nadie vive su vida como en una película y, con franqueza, eso me parece despreciable. Mira que suerte tienes que todo está saliendo como tú querías: no he dicho nada sobre nosotros. Yo no se quién te habrá parido, pero se que tu segunda madre se fue volviendo el ingenio y la astucia.