lunes, 1 de junio de 2015

Enigma tuvo el atino de conseguir un terreno en un cantón. Está camino a la capital. Creo que fue una donación de un organismo internacional para gente de bajos recursos carente de vivienda propia. De los desalojados, que andan asentandose en cualquier parte. Allí es donde ella tiene a su familia, a sus tres hijas y su madre. Yo con el tiempo he logrado tener esa sensibilidad para reconocer a la gente que vive con algún tipo de necesidad. A mí no me asusta la pobreza, pero anhelo la riqueza. Podría vivir con poco, con lo necesario, por ejemplo, si me dedicara por completo a la vida artística y me olvidara de una parte de mi. Esa otra parte que está muy bien capacitada para un buen trabajo, desarrollando mi otro oficio que, por feliz casualidad, es bien remunerado en el mercado. Si podría olvidarme de eso si me dedicara con intensidad a la creación artística. Pero así no más no. Yo se con certeza que la vida a la que esta mujer me está arrastrando no la soportaré siempre. Se que esta situación debe tener su final, aunque yo no lo dislumbre ni quiera que lo halla. Por eso me entrego a ella casi sin ninguna reserva, casi queriendolo completamente. Creo que asi soy con todo lo que me pasa en la vida, pero en sentido inverso. No me entrego, me reservo las ganas o el impulso. Por lo tanto, se me pasan las cosas que pudieran haber sido las mejores. Así he llevado la vida. Muy mal, por cierto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario